Sobre el Libro Blanco de la Profesión Docente
¿Qué es un Libro Blanco?
Los Libros Blancos son documentos gubernamentales técnicos publicados para informar a legisladores y al público, con el propósito de proporcionar comprensión sobre temas, resolver problemas o respaldar decisiones.
En el año 2015, el Ministerio de Educación encomendó al filósofo y pedagogo José Antonio Marina la elaboración de un "Libro Blanco sobre la Profesión Docente". Este encargo generó un gran revuelo mediático, con una destacada repercusión en los medios de comunicación y las redes sociales. El autor entregó el documento en diciembre de 2015, y entre sus propuestas más notables se encontraba la idea de transformar a los maestros en un cuerpo de élite con siete años de formación, siguiendo un modelo similar al de los médicos MIR: cuatro años de grado, un año de máster y dos de prácticas.
A primera vista, podría parecer que esta iniciativa estaba motivada por la necesidad de dar un giro a la gestión educativa en el cierre de una legislatura caracterizada por controversias y cambios significativos, como la dimisión del ministro o la implementación de la LOMCE. Sin embargo, la utilidad y pertinencia de estas propuestas resultan innegables.
Nos ha tocado comentar la decimonovena propuesta del Libro Blanco de la Profesión Docente, un texto que aborda la transformación del sistema educativo desde la perspectiva del centro escolar como una entidad autónoma capaz de impulsar el cambio en la educación misma. La premisa fundamental es clara: al modificar el enfoque del centro, se desencadenan cambios significativos en los actores que lo conforman, y a su vez, las transformaciones en dichos actores influyen en el propio centro, estableciendo así un ciclo de retroalimentación constante.
El motor propulsor de este proceso de cambio reside en un grupo dinámico de individuos comprometidos con la mejora continua de la educación. Su entusiasmo y dedicación son la fuerza impulsora detrás de la innovación. Sin embargo, es imperativo que las autoridades públicas respalden estos cambios tanto a nivel financiero como social. Si no se brinda apoyo a las iniciativas específicas de los centros educativos, incluyendo sus ideas y actividades, estos no pueden evolucionar hacia su autorrealización y, en consecuencia, mejorar la calidad de la educación que ofrecen a estudiantes y educadores.
Permítanme ilustrar este punto con un ejemplo, aunque sea de manera tangencial. Consideremos el caso del Instituto Zorrilla y su flamante gimnasio con piscina. Antes de la construcción de estas instalaciones, muchos de los estudiantes asistían regularmente a clases de natación fuera del horario escolar, lo que requería un considerable desplazamiento y, por ende, invertían una gran cantidad de tiempo en ello. Con el propósito de optimizar el rendimiento académico de estos alumnos, se adoptó una solución inteligente: la creación de una piscina en las propias instalaciones del instituto. Esta medida no solo benefició a aquellos que ya habían optado por la natación como actividad, sino que también amplió las oportunidades para el resto de los estudiantes y el cuerpo docente.
Este ejemplo muestra cómo una decisión aparentemente localizada, como la construcción de una piscina, puede tener un impacto trascendental en la vida académica y social de una comunidad escolar. Abre puertas a contextos sociales que de otro modo serían inalcanzables o altamente improbables.
Esto subraya la importancia de considerar las necesidades y aspiraciones específicas de cada centro educativo en busca de un sistema educativo más completo y enriquecedor.
En resumen, la decimonovena propuesta del Libro Blanco de la Profesión Docente aboga por un cambio integral en la educación, centrándose en la autonomía de los centros escolares como motores de innovación. Este enfoque requiere un compromiso conjunto de individuos apasionados y un respaldo sólido por parte de las autoridades públicas. Los ejemplos concretos, como el del Instituto Zorrilla, demuestran cómo las acciones locales pueden tener un impacto global en la educación y la sociedad en su conjunto.
A continuación, analizamos un decálogo de preguntas que, más allá de este "Libro Blanco", son relevantes en el debate educativo tanto para los docentes como para la comunidad educativa en su conjunto. Antes de abordar estas cuestiones, es importante mencionar algunas consideraciones preliminares:
1. Además de la propuesta del Gobierno, existen contribuciones significativas de otros grupos políticos, como una ponencia del PSOE titulada "Hacia un Nuevo Modelo de Profesionalidad Docente" o el documento "Por Otra Política Educativa", respaldado por varias organizaciones políticas, sindicales y educativas, entre otras muchas aportaciones.
2. Desde el año 2007, existe un borrador de estatuto docente pendiente de negociación con los sindicatos.
3. Es relevante tener en cuenta que existe una amplia literatura sobre derechos y deberes, así como otros aspectos relacionados con la profesión docente, lo cual implica que este "Libro Blanco" no parte desde cero.
Por último, es fundamental recordar que muchas de las reflexiones y propuestas que se mencionan aquí pueden aplicarse no solo a los maestros de Infantil y Primaria, sino también a docentes de otros niveles que reciben el mismo trato y dignificación de la profesión.
1. ¿Es posible reformar y transformar la educación centrándose exclusivamente en la profesión docente? Uno de los problemas más graves de las reformas educativas en la democracia es la falta de acompañamiento de un cambio en la profesión docente. Por el contrario, las reformas exitosas a lo largo de la historia han implicado cambios sistémicos en todos los aspectos del sistema educativo, desde objetivos y valores hasta currículos, organización, autonomía, y más.
2. ¿Cuáles deben ser las bases para lograr un pacto educativo duradero? Es imperativo acabar con la inestabilidad legislativa y el desconcierto que surgen con cada cambio político. La educación no puede ser considerada neutral desde el punto de vista ideológico, pero es necesario evitar el sectarismo y el fundamentalismo. La sociedad debe definir el tipo de ciudadanía democrática que busca educar y el modelo de sociedad al que aspira.
3. ¿Está suficientemente formado el profesorado no universitario? La formación inicial debe mejorar, pero también es crucial distinguir entre el compromiso individual para mejorar y las estructuras formativas oficiales que a menudo dificultan la calidad de la formación.
4. ¿Cómo se puede seleccionar mejor al profesorado? Si bien elevar los estándares de ingreso es importante, no siempre se correlaciona directamente con la calidad de la enseñanza. Además de las pruebas específicas, es fundamental la tutorización y el acompañamiento en los primeros años de trabajo.
6. ¿Cuáles son las modalidades más innovadoras y eficaces para la formación permanente? La formación continua debe enfocarse en el reciclaje constante de conocimientos y la estrecha relación entre la formación inicial y la continua. Se deben evaluar las políticas y modalidades formativas que han contribuido a la mejora de la calidad docente.
7. ¿Quiénes deben ser los formadores de maestros y cómo deben ser? Los formadores de la formación inicial deben estar actualizados tanto en la materia que imparten como en la realidad de las escuelas. La participación de maestros en activo en la formación inicial es beneficioso para la conexión entre teoría y práctica.
8. ¿Quién debe evaluar a los docentes y según qué criterios? La cultura de la evaluación debe aplicarse a todos los profesionales, incluyendo a los docentes. La evaluación debe ser realizada por una agencia externa, la inspección o la dirección de los centros, y los criterios de evaluación deben considerar diversos aspectos de la labor docente.
10. ¿Cuál debe ser la relación entre autonomía de los centros y equidad? La autonomía de los centros educativos debe ser compatible con la equidad, evitando la segregación y garantizando que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad.
Estas preguntas ofrecen un punto de partida para reflexionar sobre la profesión docente y la educación en general. Resolver estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto de gobiernos, docentes, padres, estudiantes y la sociedad en su conjunto, y es fundamental tener en cuenta que no existe una solución única para todos los problemas educativos.
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